“Una mirada sobre el acto creativo”
El hecho de elegir este tema radica en mi interés por trabajar con los ingresantes de la escuela de Bellas Artes, que comienzan con una gran inquietud por el querer hacer. Cómo no anular desde el lugar de la docencia dicho potencial creativo?
Me pareció importante abordar la investigación desde donde nace el acto creativo y cómo funcionan los mecanismos de creación.
Comencé tomando algunos conceptos de la teoría del psicoanálisis, todavía vigentes en nuestros días, para dar cuenta de los procesos psíquicos que intervienen en esta actividad.
En el artículo titulado “El poeta y los sueños diurnos” (1908), Sigmund Freud se pregunta de dónde el poeta saca esa “inspiración divina” que hace bella una obra de arte. Habla de la creación literaria, pero creo que es pertinente tomarlo para cualquier campo de producción artística; ya que toda obra se basa en lo poético.
Freud afirma, que en el juego de los niños se encuentran las primeras huellas de actividad poética: “Todo niño que juega, se conduce como un poeta...”, se crea un mundo propio, en donde sitúa las cosas del mundo que lo rodea en un nuevo mundo, grato para él; dedica mucho tiempo y grandes afectos a su juego.
El poeta se desenvuelve igual que el niño, crea un mundo fantástico, se siente muy ligado a él afectivamente, pero sin diferenciarlo resueltamente de la realidad. La antítesis del juego es la realidad. El niño distingue bien la realidad del mundo de su juego, y apoya los objetos y circunstancias que imagina en objetos visibles del mundo real; este apoyo es lo que diferencia el jugar infantil y el fantasear del adulto.
El adulto sabe, que de él se espera que ya no juegue, que forme parte del mundo real, entonces renuncia aparentemente al placer que le producía el jugar. Sabemos bien que es difícil renunciar a algo que causa placer...
En realidad no renuncia a nada, sustituye, subroga en lugar de jugar, fantasea, contruye castillos en el aire y a esto el psicoanálisis lo designa como “sueños diurnos” o “fantasías”*.
El niño juega solo o con otro niños, ofrece su juego como espectáculo al adulto; en cambio el adulto se averguenza de sus fantasías y las oculta a los demás, son parte de su intimidad y preferiría confesar sus culpas a contar sus fantasías.
* Freud sostiene que los sueños son una forma de realización de deseos; otra forma es el fantasear. La fantasía se distigue según la personalidad del que fantasea: pueden ser deseos ambiciosos, egoístas o eróticos; siempre tendiendo a la elevación de esa personalidad.
Ahora bien, si un soñador nos contara sus fantasías, no sentiríamos placer ninguno; muy por el contrario podrían ser completamente desagradables. En cambio, cuando escuchamos las fantasías del poeta sentimos elevado placer.
Cómo consigue el poeta la superación de aquella repugancia? Es su más íntimo secreto. Éste es el “auténtico” mecanismo de creación.
El artista se aparta de la realidad y deja libres en su fantasía sus deseos eróticos y ambiciosos, pero encuentra desde este mundo imaginario otra realidad; constituyendo con sus fantasías, merced a dotes especiales, una nueva especie de realidades admitidas por los demás hombres como bellas imágenes del mundo.
Pienso que algunas obras de arte contemporáneas se acercan más a meros sueños diurnos, que a metáforas bellas de la realidad. Ahora me pregunto, si será que los conceptos de arte y belleza han cambiado o, que simplemente algunos artistas quedan pegados a esa realidad y no tienen “dotes especiales” para tramitar la belleza.
J.Kristeva dice al respecto, que muchos jóvenes artistas no hacen objetos de arte sino instalaciones, y se pregunta: “... otros tantos signos de la incapacidad para producir un objeto neto e intenso? ¿De la ineptitud para concentrar la energía metafísica y estética en un marco, sobre un pedazo de madera, de bronce, de mármol? Tal vez, con todo yo creo que hay otra cosa...”*
*(“Sentido y sinsentido de la revuelta” pag.29)
Metodología de trabajo.
Teniendo esbozado un acercamiento a lo que puede ser un mecanismo de producción artística, la tarea sería ayudar a convertir ese deseo en una obra de arte bella sin que sea la simple manifestación de un sueño diurno.
Si bien he tomado conceptos del psicoanálisis para esclarecer de alguna manera el acto creativo, no significa que sea usada como práctica para la enseñanza.
No se trata de indagar en la causa primordial de sus deseos; eso sí sería tarea del psicoanálisis.
Creo que la labor del docente, implica brindarle conocimientos y variadas técnicas pictóricas para que el alumno pueda poner en acto sus deseos.
Enseñarle a pintar sería enseñarle a pensar y hacer, aprender a mirar, a sentir y a imaginar...
La problemática es la pintura como expresión.
Primordialmente se trata, de ofrecer al alumno herramientas para que logre cristalizar sus deseos y devenga una “bella obra de arte”.
Bibliografía.
· Sigmund Freud. Obras Completas.Tomo II.
- Capítulo XXXV “El poeta y los sueños diurnos” 1907 (1908).
- Capítulo LV “Los dos principios del funcionamiento mental”. 1910- 11. (1911) Traducción L.L.Ballesteros y de Torres. Editorial Biblioteca Nueva. Madrid. España.
· Julia Kristeva. “Sentido y sinsentido de la revuelta” literatura y
psicoanálisis.
- Capítulo I “Cuál es “hoy” la revuelta”. El fundamento perdido.
Editorial Eudeba. Universidad de Buenos Aires. 1998.
· Leandro de Lanjonquiere. “Infancia e ilusión (psico) pedagógica”
escritos de psicoanálisis y educación.
- Capítulo “El psicoanálisis, la educación y la escuela de Bonneuil”
Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires.
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